2.- 70.000 pendientes de una moneda
El único título europeo que tienen los italianos se vio favorecido por el azar. No fue que el rival disparase al poste o marcase de rebote. Italia llegó a la final en 1968 gracias al lanzamiento de una moneda.
Tras empatar sin goles frente a la Unión Soviética, los capitanes de ambos conjuntos, Giacinto Facchetti y Albert Shestenov, acompañaron al árbitro alemán Kurt Tschenscher a los vestuarios. Allí se lanzó una moneda que cayó del lado elegido por Facchetti. Mientras, en las gradas del estadio Sao Paolo de Turín, no se había movido nadie. Los saltos de alegría de Facchetti, al llegar al terreno de juego, dio la pista a los aficionados de que su selección estaba en la final.
En la final, Italia volvió a empatar (1-1 contra Yugoslavia), pero ya no hubo moneda al aire. Dos días después, se repitió el partido en el Olímpico de Roma, arbitrado por el español Ortiz de Mendíbil, e Italia venció por 2-0.
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