Ocho años después, comandada ya por un joven defensa que haría historia en el mundo del fútbol, Franz Beckenbauer, Alemania Federal se coló en la final del Mundial de 1966 en Wembley, donde se enfrentaría a la selección anfitriona, Inglaterra.
El 2-2 llevó el encuentro a la prórroga y ahí se produjo uno de los errores arbitrales más famosos de la historia del fútbol. Geoff Hurst disparó y el balón, tras golpear en el larguero, botó en la línea sin llegar a rebasarla. El árbitro señaló gol e Inglaterra se impondría 4-2 en la última derrota de Alemania frente a un anfitrión en una fase final.
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