En 1976, en la Eurocopa de Yugoslavia, las semifinales depararon un duelo entre Alemania, vigente campeona de Europa y el Mundo contra la selección local. A pesar de que los yugoslavos se adelantaran 2-0, los germanos consiguieron empatar con un tanto de Dieter Muller a falta de 10 minutos.
En la prórroga, dos goles más de Muller metieron a los de Schon en la final, donde caerían en la tanda de penaltis ante Checoslovaquia con aquel famoso e histórico lanzamiento de Panenka. Esta fue la primera de todas las posteriores victorias alemanas ante los anfitriones.
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